Octubre en Canadá

Tengo que decirlo: octubre en Canadá es muy hermoso.

Al comienzo del otoño parece que la belleza del país fuera subiendo de volumen, va in crescendo hasta llegar a un punto máximo, para luego desvanecerse en el paisaje monocromático del invierno. Mientras tanto, octubre nos trae un regalo visual de colores naranjas, rojos, ocres y amarillos, que se mezclan con el verde que aún sigue entre nosotros por un rato más. Uno quiere ir a recorrer otra vez toditos sus lugares favoritos, solo para verlos pintarse de anarajando y admirarlos aún más bellos.

Sigue leyendo

A una hora del invierno

Daylight-Savings-TimeHay muchas cosas que te dicen de Canadá que no puedes entenderlas completamente hasta que las vives. Una de ellas es el cambio de horario en el mes de Noviembre, o como me gusta llamarlo, “ya viene el invierno”.

Aunque esta época de nieve y números negativos en el termómetro comienza en teoría el 21 de Diciembre, con el cambio de horario llegan los característicos días cortos y de menos luz. Nos guste o no, a las 5 pm ya es de noche.

Permítanme explicarles de que se trata todo esto, que al principio puede parecer un poquito enredado. Primero hay que aprenderse la formula: “spring forward, fall back”. Que se traduce así: en primavera adelantamos el reloj una hora, en otoño lo atrasamos. Esto marca el inicio y fin del Daylight Savings Time o el “horario de verano”, que dura de marzo a octubre y que proporciona una hora de luz adicional al atardecer.

Otra forma de verlo es que en primavera le pedimos prestada una hora de luz solar al dia y en otoño la devolvemos. Al respecto, mi hija me preguntó: ¿porqué devolver una hora de luz cuando más la necesitamos? Y tiene razón. Al día siguiente del cambio de horario (que fué el pasado domingo 3 de noviembre a las 2am), amanecimos con un sol radiante a las 7 am, pero a las 6 pm ya teníamos noche oscura, con luna, estrellas y demás.

Los motivos que llevaron a instaurar este cambio de horario, por allá en el 1800, se concentraban en los supuestos beneficios socio-económicos: “…ahorra energía, promueve las actividades al aire libre en la noche, por lo que es bueno para la salud física y psicológica, reduce los accidentes de tráfico, reduce la delincuencia, beneficia a ciertos negocios…”.

Quienes lo critican alegan que “…los ahorros de energía no son concluyentes y el hecho de cambiar los relojes dos veces al año es económica y socialmente perjudicial , afectando el sector agrícola, de transporte y entretenimiento…

Sea como sea, el pasado 3 de Noviembre tuvimos que atrasar nuestros relojes en 1 hora. La mayoría de los dispositivos con acceso a internet (smartphones, computadoras, etc.) lo hacen de manera automática, otros relojes como el despertador y el del microondas, se deben cambiar a mano. En el caso de las alarmas de incendio, las autoridades recomiendan cambiar las baterías.

¿Cómo nos afecta el cambio de horario en el otoño?

Lo primero que notamos, es que a las 7 de la mañana ya ha salido el sol. Nos levantamos con más energía, los adultos se van a sus trabajos y los niños al colegio aún “de día”, aprovechando más las horas de luz, y por consiguiente todos sus beneficios psicológicos y físicos, como la absorción de vitamina D.

Pero en contraparte, a las 6pm ya es completamente de noche. Y va oscureciendo cada vez más temprano durante los meses de noviembre y diciembre. Más o menos para el 20 de diciembre a las 4 de la tarde ya empieza a ocultarse el sol. Si viviste toda tu vida muy cerca del ecuador terrestre (como yo), esta sensación puede ser bastante extraña…

Por esta época es inevitable que hacia el final de la tarde y debido a la falta de luz, nuestro reloj biológico nos diga que ya es hora de descansar. Los hábitos en casa también pueden cambiar un poco, nos vamos a la cama más temprano o evitamos salir a partir de las 5pm porque “ya es de noche”. Aunado al frío y la nieve de los últimos meses del año, cada vez sale menos gente en la calle. Y por supuesto, la falta de exposición al sol afecta a nuestro cuerpo y ánimo. Es común que escuchen hablar del SAD o Seasonal Affective Disorder  (Trastorno Afectivo Estacional). En su forma más coloquial se trata del winter blues, y podemos prevenirlo con herramientas tan simples como el ejercicio, la alimentación sana, la meditación, alguna actividad que les guste y el apoyo de nuestro grupo familiar y social.

Menos mal que esta nocturnidad temprana comienza a revertirse a partir del solsticio de invierno el 21 de Diciembre, justo con el comienzo formal de la estación.

Aunque muchos asocian el invierno con temperaturas gélidas, los días más cortos y la falta de horas de luz solar también son señales de que éste cada vez está más cerca. La nieve, en cambio, puede tardar un poco más en llegar… a veces en mi ciudad no la vemos sino hasta navidad.

Cosas curiosas de Canadá y su posición geográfica…

De visita

cntowerSi mis posts este mes han estado escasos es por una buena razón: parte de mi familia nos está visitando en Canadá y ese privilegio merece toda nuestra atención. Gracias a que sus visas de turista tardaron en ser aprobadas, su viaje de verano ahora coincidirá con el otoño. Estarán aquí para deleitarse con la época maravillosa del año en la que este país va cambiando de colores y se pone cada vez más frío.

Además de tenerlos con nosotros y consentirnos con su cariño y compañía,  que la familia nos visite nos ha hecho volver a mirar nuestro entorno desde la perspectiva del turista que viene de una cultura como la venezolana. Como sabemos que las comparaciones son inevitables y van a estar  presentes durante toda la estadía, me pareció interesante tomar nota de sus primeras impresiones al llegar aquí. Cosas que a nosotros mismos nos impresionaron y que ahora nos parecen lo más normal del mundo:

* El orden y civismo de la vida en Canadá y por supuesto, la amabilidad canadiense.

* Que usar el cinturón de seguridad sea más que una obligación, una costumbre.

* Que el peatón tenga la prioridad y el derecho de paso.

* Los supermercados repletos de comida, y que de cada cosa haya mucha (o demasiada) variedad.

* Que los carros vayan siempre con las luces encendidas.

* Que las tiendas cierren tan temprano.

* La paciencia y el esfuerzo que hacen para entenderte, aún cuando no hablas inglés.

* Que parece que hubiera más asiáticos que canadienses.

* Que nadie se te queda mirando en la calle.

* Los jardines y aceras limpiecitos y bonitos.

* El reciclaje en casa como algo cotidiano.

* Que los niños dejan sus bicis en el jardín y nadie se las lleva.

* Que todo es más caro que en los Estados Unidos.

* Y aún así, que todo sea tan barato comparado con Venezuela (aún cuando multipliques cada $ por el cambio paralelo).

Nuestros paseos turísticos con la familia han incluido los sitios de costumbre: Niagara Falls, el city tour por Toronto, el castillo de Casa Loma, el Harbourfront y el imperdible juego de béisbol en el Rogers Centre Stadium. Pero también quisimos llevarlos a otros lugares especiales para nosotros, como el parque aquí cerca donde nuestra hija juega, la biblioteca pública, el centro comercial que frecuentamos, nuestro restaurante favorito y hasta los supermercados. Porque son los sitios que forman parte de nuestra vida cotidiana. Y esa vida es la que ahora podemos compartir con ellos, así sea por unas pocas semanas. Los paseamos por nuestro primer vecindario para decirles “aquí fué donde vivimos los primeros meses”. Los montamos en el tren que tomaba mi esposo para ir todos los días a su trabajo en Toronto. Los llevamos al primer parque que visitamos en Mississauga, el que tiene un lago hermoso, muchísimo verde y donde dijimos aquella vez “a Mamá y Papá les debe encantar caminar por aquí, tenemos que traerlos”. Cumplimos aquel deseo. Caminamos otra vez por ese parque, pero esta vez con ellos.

Cuando se tiene a los seres queridos de nuevo tan cerca, después de extrañarlos por tanto tiempo, uno lo que quiere es mostrarles todo, la película completa, con final feliz incluido… ¿Cuántas veces como emigrantes hemos soñado con ese momento? Orgullosamente enseñarle a nuestra familia lo que hemos logrado aquí, lo que somos ahora. Cómo la experiencia de emigrar nos ha cambiado ‘para mejor’. Es un anhelo que nos ha motivado desde el principio y nos da fuerzas para luchar contra la inevitable nostalgia.

Que más allá de los logros materiales, sepan también que ahora nos sentimos más estables y tranquilos, rodeados de esa calidad de vida que vinimos a buscar. Que todo lo bonito que les contamos por teléfono de verdad existe y que pueden regresar a Venezuela con la satisfacción de saber que aquí somos felices.

Y que después de todo, no estábamos tan locos al dejar aquello atrás para empezar de cero una nueva vida en el país más frío del continente…

Comprando ropa abrigada (y II)

winter-outfitTomando en cuenta que en este primer año estamos en una nota de ahorro y comprando con el lema “lo quieres o lo necesitas”,  nuestra lista de ropa abrigada se fué a lo estrictamente requerido para protegernos del frío. Por supuesto, eso también va a depender de las actividades diarias de cada quién: si estás mucho tiempo en exteriores o si pasas todo el día en un ambiente cerrado, léase casa u oficina. Por ejemplo, los niños en el colegio salen al patio unas 3 veces al día, pero quizás tú ni te asomas por la ventana. Si usas tu carro o el transporte publico. Si te exigen o no un código de vestimenta en el trabajo (casual o formal).

Como mi esposo trabaja en oficina 8 horas al día, su exposición al frío se resume básicamente a cuando sale por la mañana y cuando regresa por la tarde, ese par de minutos que toma recorrer de la casa al carro o viceversa, más el tiempo que tome el carro en calentarse y ofrecer buena calefacción.  En mi caso, me expongo al frío al llevar o buscar a mi hija en la parada del autobús (a unas 3 cuadras de mi casa) o si salgo en transporte público durante el día.

Así que, desde que comenzaron las bajas temperaturas, hemos comprado lo siguiente:

  • Algunas franelas manga larga: en Zellers  (ahora Target) y Walmart, entre $9 y $15.
  • Ropa interior térmica (long johns) $15 en Walmart (dos piezas). De poliéster y para usarlos como primera capa de ropa, si hace menos de 8°C, debajo del jean, pantalón casual o mono deportivo.
  • Medias térmicas, de lana y poliéster, 3 pares por $15 en Walmart. Las usamos también a diario, con los zapatos de trabajo, deportivos o botas de invierno.
  • Chaquetas impermeables, que son solo eso, no abrigan pero sirven bastante durante las lluvias de otoño. En The Salvation Army, entre $5 y $15.
  • Chaquetas ligeras, Además de las que se trajo de Venezuela, Fer se compró un par en Goodwill y Value Village, cada una en $15. Le sirvieron para las temperaturas bajas de otoño y ahora que hay más frío las usa debajo del abrigo de invierno.
  • Sweaters gruesos, me compré varios en Goodwill y Value Village, entre $6-$8. También tengo un hoodie deportivo grueso, tipo sudadera que me ha servido bastante, sólo o combinado con los sweaters, cuando hace entre 8°C y 12°C.
  • Abrigos de invierno, de los que se usan cuando hace de 5°C para abajo. Fer tiene dos,  uno de Value Village ($25) y otro de The Salvation Army ($15). Ambos son cortos y con capucha, con relleno de down (plumas) y poliéster. Abrigan muchísimo y a veces hasta demasiado. El insiste en que no hace falta comprarse una chaqueta North Face o Canadian Goose de $300 para estar abrigado. Es cuestión de gustos, prioridades y presupuesto. Para mí busqué un abrigo corto de $25 en Value Village, y es el que uso a diario. Aparte me compré uno largo y algo más “fashion” (y caro) en Costco en $80.
  • Accesorios: Gorros, $8 en Walmart, $2 dólares en Dollarama. Guantes impermeable $12 en Walmart o $3 en Dollarama. Bufandas, casi todas me las compré en Value Village entre $3 y $6. Fer se compró un neck warmer, que es como una pieza de tela ancha en forma de aro, que hace las veces de bufanda y se puede usar también para cubrir la nariz.
  • Botas de invierno. De nuevo, depende del uso y rutina diaria, y para eso hicimos tooodo un análisis que lo pueden leer aquí. Fer insistió en ser ahorrativo con unas botas, que en teoría usará muy poco, así que las compró en Walmart y le costaron $40. Yo de nuevo me fuí de fashionista con unas botas que espero que me duren varios inviernos, ya que me costaron $90 en Globo Shoes (en oferta). Eso sí, las estrené y cumplieron con su función.

A las chicas les digo, el primer año y si vienen con el presupuesto corto, no pierdan tiempo y dinero comprándose unas botas de otoño de esas altas de cuero o gamuza, que se ven hermosas, pero no abrigan ni son impermeables. El  otoño dura muy poquito y pronto tendrán que invertir en unas verdaderas botas para el frío y la nieve. Yo me quedé con las ganas para el próximo año…

Eso es básicamente todo lo que compramos (hasta ahora) para abrigarnos en nuestro primer invierno. En este sentido, seguimos aplicando la del ensayo y error. El día que se nos congelaron las manos al salir, corrimos a comprar los guantes. El día que nos dió calor con 2 capas de ropa, dejamos el abrigo grueso en casa. Y así…

Cuando baja la temperatura y además se quiere tener una rutina diaria planificada (colegio, trabajo, paseos, visitas al super, etc.) el pronóstico del tiempo se convierte en tu mejor amigo y es lo primero que revisarás en la mañana, después de cepillarte los dientes. Así sabrás qué ponerte para ese día, si los niños se van al colegio con las botas de lluvia o nieve, o si al salir del trabajo te encontrás con la primera nevada de tu vida, como ya nos pasó… Por eso en mi celular instalé las aplicaciones de The Weather Network, The Weather Channel y Accuweather. Parece que la primera es la que más las pega, pero yo igual reviso las tres (me he vuelto un poco fanática, que les puedo decir!). Y es que el tema del clima apenas comienza…

(imagen: polyvore.com)

Octubre, el mes naranja

Llegó Noviembre y dejé de contarles muchas cosas sobre Octubre, como por ejemplo, que en Canadá está pintado de anaranjado. Es el color oficial del otoño, y explota en cada esquina en el follaje de los árboles, los Pumpking Pies de Acción de Gracias y las calabazas de Halloween.

Octubre también trajo las primeras bajas temperaturas de la época. Las dos primeras semanas del mes fueron bastante frías, digamos que cercanas a los 0°C, y nos hicieron apresurar la compra del ajuar de invierno. Literalmente salimos corriendo a buscar guantes y gorros para toda la familia, y empezamos a aplicar la estrategia de vestirnos en capas. Una madrugada de esas la sensación térmica fué de -4°C, y como buenos maracuchos que se vinieron del calor al frío, sentimos curiosidad de como sería vivir ahora sí con un clima en el punto de congelación (dejamos una botellita de agua afuera toda la noche pero no, no se congeló). En cambio, estas últimas semanas de Octubre han sido de mucha lluvia y, creánlo o no, hasta hubo calor. Un día hizo 21°C por la tarde, pero se sintieron como 24°C. Fué como un día de primavera/verano, coladito en el otoño, que ameritó salir en blujeans y franelita otra vez. Quise escribir un poco sobre el clima porque en mi intento por entenderlo, descubrí que Octubre ha sido un mes de vaivenes, y cuando crees que llegó el frío para quedarse, pues no, aún no toca, y hace calor otra vez.

Luego vino Sandy, la Tormenta Perfecta, la «Frankestorm»… le pusieron mucho nombres y se convirtió en la protagonista del fin de mes. Sentimos un poco de alarma, sobre todo por la agresiva campaña de los medios y la redes sociales para que estuviéramos preparados en caso de emergencia. Hablaban de que debíamos tener provisiones por lo menos para 5 días, linternas, agua potable, dinero en efectivo. Recordamos que aquí en Canadá, no hay delincuencia ni inseguridad, pero ocurren otras cosas como las catástrofes naturales (y según Hollywood, a estos países SI llegan los extraterrestres y otras plagas invasoras…). Al final, Sandy pasó apenas rozando nuestra ciudad, dejaron de funcionar muchos semáforos, se cayeron algunos árboles, y sentimos un viento bastante  fuerte la mañana siguiente. Pero por ejemplo en Toronto que está aquí al lado, ocasionó daños considerables y 3 días después aún muchas zonas siguen sin servicio eléctrico. Lo que sí dejó Sandy en Mississauga fué lluvia, lluvia y más lluvia. Frío, viento y lluvia. Y más lluvia. Creo que nunca había pasado tanto tiempo si ver un día soleado y ya perdí la cuenta de cuantos días ha estado lloviendo. Como dice mi mamá, «la naturaleza es sabia«, así es como Canadá nos prepara para el invierno.

Con el mes de Octubre descubrí que el otoño en Canadá es bello. Estamos disfrutando muchísimo de esta estación, que según me dicen es muy cortica, pero muy pintoresca. No se imaginan lo linda que se vé la ciudad con todos esos árboles teñidos de rojo, naranja y amarillo… Una salida cualquiera al supermercado se siente como si viviéramos en una postal! Creo que convenceré a todo el que me pregunte de que ésta es una de las mejores épocas para visitar este país, que se vuelve más hermoso en el otoño. Esperemos a que comience la nieve, a ver si cambio de opinión… 😉