Hay muchas cosas que te dicen de Canadá que no puedes entenderlas completamente hasta que las vives. Una de ellas es el cambio de horario en el mes de Noviembre, o como me gusta llamarlo, “ya viene el invierno”.
Aunque esta época de nieve y números negativos en el termómetro comienza en teoría el 21 de Diciembre, con el cambio de horario llegan los característicos días cortos y de menos luz. Nos guste o no, a las 5 pm ya es de noche.
Permítanme explicarles de que se trata todo esto, que al principio puede parecer un poquito enredado. Primero hay que aprenderse la formula: “spring forward, fall back”. Que se traduce así: en primavera adelantamos el reloj una hora, en otoño lo atrasamos. Esto marca el inicio y fin del Daylight Savings Time o el “horario de verano”, que dura de marzo a octubre y que proporciona una hora de luz adicional al atardecer.
Otra forma de verlo es que en primavera le pedimos prestada una hora de luz solar al dia y en otoño la devolvemos. Al respecto, mi hija me preguntó: ¿porqué devolver una hora de luz cuando más la necesitamos? Y tiene razón. Al día siguiente del cambio de horario (que fué el pasado domingo 3 de noviembre a las 2am), amanecimos con un sol radiante a las 7 am, pero a las 6 pm ya teníamos noche oscura, con luna, estrellas y demás.
Los motivos que llevaron a instaurar este cambio de horario, por allá en el 1800, se concentraban en los supuestos beneficios socio-económicos: “…ahorra energía, promueve las actividades al aire libre en la noche, por lo que es bueno para la salud física y psicológica, reduce los accidentes de tráfico, reduce la delincuencia, beneficia a ciertos negocios…”.
Quienes lo critican alegan que “…los ahorros de energía no son concluyentes y el hecho de cambiar los relojes dos veces al año es económica y socialmente perjudicial , afectando el sector agrícola, de transporte y entretenimiento…”
Sea como sea, el pasado 3 de Noviembre tuvimos que atrasar nuestros relojes en 1 hora. La mayoría de los dispositivos con acceso a internet (smartphones, computadoras, etc.) lo hacen de manera automática, otros relojes como el despertador y el del microondas, se deben cambiar a mano. En el caso de las alarmas de incendio, las autoridades recomiendan cambiar las baterías.
¿Cómo nos afecta el cambio de horario en el otoño?
Lo primero que notamos, es que a las 7 de la mañana ya ha salido el sol. Nos levantamos con más energía, los adultos se van a sus trabajos y los niños al colegio aún “de día”, aprovechando más las horas de luz, y por consiguiente todos sus beneficios psicológicos y físicos, como la absorción de vitamina D.
Pero en contraparte, a las 6pm ya es completamente de noche. Y va oscureciendo cada vez más temprano durante los meses de noviembre y diciembre. Más o menos para el 20 de diciembre a las 4 de la tarde ya empieza a ocultarse el sol. Si viviste toda tu vida muy cerca del ecuador terrestre (como yo), esta sensación puede ser bastante extraña…
Por esta época es inevitable que hacia el final de la tarde y debido a la falta de luz, nuestro reloj biológico nos diga que ya es hora de descansar. Los hábitos en casa también pueden cambiar un poco, nos vamos a la cama más temprano o evitamos salir a partir de las 5pm porque “ya es de noche”. Aunado al frío y la nieve de los últimos meses del año, cada vez sale menos gente en la calle. Y por supuesto, la falta de exposición al sol afecta a nuestro cuerpo y ánimo. Es común que escuchen hablar del SAD o Seasonal Affective Disorder (Trastorno Afectivo Estacional). En su forma más coloquial se trata del winter blues, y podemos prevenirlo con herramientas tan simples como el ejercicio, la alimentación sana, la meditación, alguna actividad que les guste y el apoyo de nuestro grupo familiar y social.
Menos mal que esta nocturnidad temprana comienza a revertirse a partir del solsticio de invierno el 21 de Diciembre, justo con el comienzo formal de la estación.
Aunque muchos asocian el invierno con temperaturas gélidas, los días más cortos y la falta de horas de luz solar también son señales de que éste cada vez está más cerca. La nieve, en cambio, puede tardar un poco más en llegar… a veces en mi ciudad no la vemos sino hasta navidad.
Cosas curiosas de Canadá y su posición geográfica…