Consulado Venezolano en Toronto

Esta semana tuve que asistir al Consulado Venezolano en Toronto a renovar el pasaporte de mi hija. Antes habíamos ido a solicitar la certificación de la licencia de manejo y las cartas de residencia. Fué una visita similar y al mismo tiempo diferente a las anteriores y por eso me decidí a escribir sobre ella.

La primera vez que otros venezolanos nos hablaron de nuestra oficina consular, nos transmitieron una sensación de gusto-disgusto. Por supuesto ese espacio representa un pedacito de Venezuela, no solo por los paisajes típicos que adornan la recepción sino porque allá vas a coincidir inevitablemente con el acento venezolano, ese que a veces nos hace falta escuchar. Y también el trato. La burocracia. El gobierno. La cultura. En fin, un poquito de lo bueno y lo malo de nuestra tierra.

También nos hablaron de Enrique, quien debe tener todos los años del mundo trabajando en la taquilla de la recepción y atendiendo el teléfono cuando llamas pidiendo información. Casi todos los venezolanos del GTA deben conocer a Enrique o escuchado hablar de él. Es quien recibe las solicitudes, te explica los detalles de cada trámite, te revisa los papeles que llevaste y te hace las observaciones necesarias, que algunas veces suenan a regaño. De ahí que hayamos escuchado opiniones encontradas… Pero después de 4 visitas al consulado, les puedo decir que siempre nos hemos sentido bien atendidos, han respondido nuestras dudas y hasta nos han ayudado cuando nos aparecemos con algún error en los papeles o nos falta un documento. Hasta ahora no hemos tenido ningún problema y nuestros trámites se han hecho de forma expedita.

En general, las visitas al consulado son cortas. Quizás sea porque la atención es eficiente y todo se hace relativamente rápido. O quizás es porque la recepción es muy chiquita y nadie puede estar allí por mucho tiempo. Y mejor así, sino los venezolanos nos quedaríamos instalados, echando cuento y ocupando todo el espacio. Sin embargo, el día de la renovación del pasaporte estuvimos un poco más de media hora y tuve la oportunidad de ver e interactuar con otros funcionarios. Me fijé que todos son de trato muy cordial. Uno de los cónsules generales, un muchacho joven y en extremo amable, fué quien hizo toda la gestión del pasaporte de manera muy diligente y le tuvo la paciencia a mi niñita inquieta de 8 años. Hasta un globo le regaló.

Analizando el porqué de los comentarios no tan positivos que hemos escuchado sobre nuestro consulado, nos planteamos una teoría: la gente al llegar, abre la puerta y se pasa un switch que dice “estoy entrando a una oficina del gobierno bolivariano”, con todo lo que eso significa. Esperan encontrarse una cola (es cierto, a veces la hay, pero nunca más de 10 personas, porque no caben), el maltrato del funcionario, la burocracia, las tres copias de cada documento, la larga espera… Algunas de esas personas llega sacando algunas no muy agradables cualidades del gentilicio, como el “roloevivismo” o la altanería. Esperando nada más a que el funcionario les hable golpeao’ para contestarles peor de vuelta, con ese tono de “yo no me vine a Canadá para calarme que me traten así”.

Repito, es solo una teoría.

Si en cambio uno llega pensando que lo van a atender como en cualquier oficina del gobierno canadiense, con amabilidad y diligencia, puede ser que hasta tengamos razón. Es verdad que algunos trámites son engorrosos, que piden dos copias de cada documento, que en el website te ponen unas instrucciones medio agresivas (bien grandotas y en negritas) para que la gente no lleve las fotocopias recortadas. Pero igual la gente sigue apareciéndose en la taquilla con los documentos incompletos y la fotocopia recortada. Y después no quieren que Enrique los regañe…

Es que así son algunos venezolanos, qué les puedo decir.

Otra cosa que les quería mencionar. Es la cuarta vez que vamos al consulado y la primera que decidimos hacerlo utilizando el transporte público en lugar del carro. ¡Fué una maravilla!

Mi resistencia a ir a Toronto empezó el día que nos llevaron por primera vez, dos días después de haber llegado, un lunes en hora pico, manejando un carro de alquiler, con una persona muy intensa dándonos instrucciones. El tráfico estaba terrible y encontrar puesto en el edificio del consulado fué una odisea que nos terminó costando $16 la hora. Volvimos un par de veces más, de nuevo manejando y de nuevo fué estresante. Esta vez decidimos probar esta ruta desde Mississauga: en la Streetville GO Station, tomamos el tren de la línea de Milton hasta Union Station, en Toronto. Luego desde allí, tomamos el subway de la línea Yongue-University-Spadina (YUS) en dirección norte (northbound) hasta la estación de Bloor. En Bloor Station salimos y caminamos por Bloor Street, 2 cuadras hacia el este.  Esta ruta claro está, es cortesía de Google Maps. De dónde sea que vengan, no dejen de usarlo.

Otros tips:

Para algunos trámites el consulado solicita un sobre pre-pagado de Canada Post. Lo pueden comprar en el edificio donde está el McDonalds (en el edificio que está justo al lado), en la planta baja se encontrarán una convenience store donde lo venden.

Si necesitan sacar alguna copia o imprimir desde un pendrive, pueden hacerlo en la misma estación de Bloor, antes de subir las escaleras que dan hacia Yonge & Bloor St. está Print Pix. También, en el edificio donde está la agencia del Scotiabank, en las calle lateral (St. Paul ) está The Printing House. Aquí imprimir una hoja nos costó 10 centavos.

Si se quieren tomar un café o comer algo, antes o después del trámite, encontrarán además del McDonalds, un Starbucks, Swiss Chalet y el onmipresente Tim Hortons.

Como es común que el gobierno de Venezuela modifique los requisitos y documentos solicitados para los trámites, es mejor confirmar siempre con las fuentes oficiales. Por eso antes de realizar cualquier trámite en el consulado es casi obligado entrar al website y revisar la lista de servicios consulares y lo que se requiere llevar para cada uno. Si tienen dudas adicionales, los invito a que llamen al número de información donde seguramente los atenderán de inmediato.

Si quieren enterarse de comentarios, opiniones y experiencias de otros venezolanos, para eso están los grupos de Facebook y el resto de las redes sociales.

Ah…y por supuesto, este blog!