Llegó la primavera… esa maravillosa época del año cuando la nieve se va borrando del mapa, el frío ya casi es historia y Canadá se prepara para darle una bienvenida más cálida a sus nuevos inmigrantes. Muchos eligen la primavera y el verano para llegar con sus familias a iniciar una nueva vida con visa de residentes en mano. Esos mismos que en este momento deben estar como estuvimos nosotros hace un par de años: en un corre-corre continuo, abrumados entre planes y diligencias y con la fecha de landing casi encima. (Sobre)viviendo en su país de origen, pero con la mente puesta en Canadá y sintiendo como los días pasan cada vez más rápido. Me estreso de solo recordarlo…
Son momentos donde la cabeza se llena de dudas… «¿cómo será la ciudad?, ¿tendremos un supermercado cerca para comprar comida al llegar?, ¿podremos activar nuestros celulares allá?» Pensando en eso, me pareció una buena idea hacer un resumen de las entradas que escribí acerca de la planificación y preparación del viaje, nuestra llegada a Canadá y lo que vino inmediatamente después.
La planificación
Una vez que tuvimos la certeza del sellado de nuestros pasaporte, comenzamos a planificar la partida. Aunque teníamos unos 6 meses por delante, igual no fueron suficientes… así que nunca es demasiado temprano para comenzar. Además, descubrimos que emigrar es un trabajo de medio tiempo. Con tantas cosas por hacer y una fecha marcada en el calendario, hay que dedicarle una buena parte del día.
Para calmar un poco nuestras inquietudes, investigamos todo lo que pudimos sobre la ciudad donde íbamos a vivir: las zonas residenciales, los colegios, supermercados. Sin perder de vista que estaríamos por empezar una nueva vida, comenzamos a ahorrar lo antes posible y nos hicimos un presupuesto con los precios que encontramos en internet sobre el mobiliario básico, planes de telefonía celular, artículos del hogar y electrónicos, etc. (los enlaces de Walmart.ca y CanadianTire.ca estaban en nuestros favoritos). Así logramos tener un estimado en dólares de lo que íbamos a gastar en nuestro «settlement», lo cual afortunadamente pudimos costear con nuestros cupos de viajero a dólar preferencial (caso Venezuela). A un mes antes del gran día, nos fue de gran utilidad planificar los pendientes en Google Calendar y reservar de una vez el que sería nuestro primer alojamiento en Canadá.
Aunque aquellos meses fueron bastante estresantes, pudimos también ver lo positivo y valorar esa etapa que se fue volando. Luego llegó el momento de la mudanza inevitable antes de partir: dejar nuestro apartamento, vender nuestras cosas, regalar, donar, embalar algunas cajas, en fin…
El landing
Preparar el equipaje fue a la vez emocionante y retador. Las maletas más importantes de nuestras vidas, las que llevan literalmente todo lo que nos acompañará en este nuevo comienzo (no se les olvide incluir lo más importante). Las nuestras las hicimos con el corazón arrugado, pensando en lo que dejábamos atrás. Pero sin mucho tiempo para ponernos emotivos, porque todo pasó tan rápido que de repente nos vimos ya montados en el avión. Y después de un largo viaje, llegamos por fin al país que nos recibiría como inmigrantes… Aquí la historia de nuestro landing en Canadá.
Los días siguientes
Una montaña rusa. No encuentro otra forma de describirlo. Desde que pisamos Canadá todo empezó a pasar realmente muy rápido. Teníamos un montón de diligencias por hacer, junto a la novedad de ser recién llegados a un país donde no vinimos de visita, sino a quedarnos de forma permanente. Fue así como empezamos a desarrollar de inmediato y paso a paso todos los puntos de la agenda que habíamos preparado antes de llegar:
Aquellos primeros días anduvimos para arriba y para abajo con nuestros papeles de landing y nuestros pasaportes, mientras nos llegaban las PR Cards y las licencias de manejo para usarlas como identificación. Por cierto, para casi todos los trámites piden una dirección y un número telefónico. Por eso fue buena idea asegurarnos de traer un celular desbloqueado de Venezuela, buscamos en internet un plan pre-pago económico y el amigo que nos fue a recibir al aeropuerto adquirió previamente por nosotros el plan, nos entregó la sim card ese mismo día y listo: línea celular activa en Canadá.
Luego vendría la búsqueda de una vivienda a más largo plazo, un colegio para nuestra hija, el ingreso al sistema de salud canadiense y la solicitud de los beneficios que nos corresponden como residentes de la provincia. Todas esas experiencias se las cuento en una serie de entradas acerca de lo que deben saber para emigrar a Ontario:
Para cuando ya se sientan establecidos y listos para iniciar con todos los hierros la búsqueda de empleo, les dejo mi reseña sobre un libro que no pueden dejar de leer: «Herramientas para la Búsqueda de Empleo en Canadá» de Guillermo Ziegler. Es una gran idea apoyar esta lectura con una investigación previa de tu profesión en Canadá y haciendo mucho networking. Una nueva vida no solo implica recuperar lo material, sino también es un buen momento para construir nuevas relaciones, pero sin descuidar a la familia.
Espero que este resumen sea de utilidad para los que ya están en cuenta regresiva y a punto de iniciar la etapa cumbre de su proyecto de migración. Es cierto que son muchas las cosas que hay que hacer antes de venir y luego ya como recién llegados. Pero no dejen que la emoción del nuevo comienzo los abrume. Sentirse parte de la comunidad y del país, lograr la calma que viene con la cotidianidad, es algo que se toma varios meses o hasta años. Así que: a darle tiempo al tiempo. Emigrar va mucho más allá del landing, de hecho, es ahí cuando verdaderamente empieza la aventura…