Diciembre es mi mes favorito del año, y como tal lo disfruto de principio a fin. Desde el primer día se siente un respiro al invierno, todo se pinta de rojo y dorado y se activa el “modo navidad”. Se nota en el ánimo de la gente que de repente anda como más alegre, mientras los niños empiezan a contar los días para recibir sus regalos.
Esta será nuestra segunda navidad en Canadá y como para mí lo que se hace por dos años seguidos se convierte en tradición, aquí les cuento como nos preparamos para celebrar las fiestas a lo venezolano, mezclado un poquito con lo canadiense.
En diciembre el espíritu festivo le gana al clima y nos anima a hacer ciertas locuras, como asistir al encendido del árbol de navidad de Mississauga a -14°C, o ir con familia y amigos a uno de los tantos desfiles de Santa Claus que organizan las alcaldías de cada ciudad. Pasamos frío, es verdad, pero lo disfrutamos mucho y los niños salen felices, cargados de golosinas y sonrisas. Así como esas, hay otras cosas más «venezolanas» que nos gusta hacer como parte de nuestra preparación para la época decembrina:
Ir a comprar el arbolito natural. Vamos a Home Depot o Canadian Tire, donde se consiguen desde $20 a $40 dependiendo del tamaño. Nos tomamos nuestro tiempo para elegir el árbol perfecto entre decenas de pinos que se ven todos iguales. Lo traemos a casa, lo ponemos en su base, lo regamos con agua y Canada Dry… y así se convierte en nuestro invitado de honor. Este año aproveché también para comprar la poinsettia o Flor de Pascua ($4 – $10), que si la cuido bien, me dura hasta enero.
Poner la Navidad. Así es como los venezolanos le decimos al evento de decorar el árbol, armar el pesebre, colgar la guirnalda en la puerta y colocar detalles navideños en cada rincón de la casa. Algunos hasta adornan las fachadas con un despliegue de luces que además del regalo visual, le dan un toque festivo al vecindario. Solo hay que tener cuidado de que no se dispare la cuenta del servicio eléctrico…
Escuchar gaitas, villancicos y parrandas. Decorar la casa no es lo mismo sino se hace con alegría y para esta maracucha, eso significa una sola cosa: ¡gaitas! Me busco las más alegres y navideñas, para llenarme de entusiasmo y recordar mi niñez. Para sentirme más cerca de mi familia mientras “pongo la navidad”. A veces termino derramando una lagrimita, no lo niego. A veces me pierdo tanto en mi momento de bambalinas, arbolito y canciones que cuando miro por la ventana y veo la nieve afuera, piso tierra de nuevo y regreso a mi realidad canadiense…
Preparar platos navideños. Esto incluye el ponche crema, ensalada de gallina, pan de jamón y las infaltables hallacas. El año pasado me atreví a hacerlas con mi amiga Liss y encontramos toditos los ingredientes, hasta las hojas de plátano. Buscamos en los mercados chinos y en cadenas como No Frills, que vende productos latinos. Para esta navidad me estrenaré con el pan de jamón, siguiendo la receta que muy amablemente publicó mi twitter-friend Taki (@takag) usando la masa congelada que venden en Sobey’s. Si se animan, pueden leer el paso a paso detallado en su blog.
Armar el Pesebre. En una casa venezolana nunca puede faltar la representación del nacimiento del Niño Dios. Aunque el año pasado me costó conseguir las piezas, este año las ví en Dollarama, Walmart y Costco. Figuritas desde $2 hasta el pesebre completo en $150. No importa el tamaño, sino el cariño que le ponemos y que nos recuerdo el verdadero significado de nuestra navidad.
Una vez que el pesebre está terminado, los más pequeños escriben su carta al Niño Jesús. En realidad mi hija también hace una carta para Santa Claus. A ambos les dice que se portó muy bien y ambos les pide juguetes diferentes. Lo que ella no sabe es que ambos trabajan en el mismo departamento, y que Jesús es el jefe de Santa…así que esas cartas van todas al mismo buzón y a los regalos se les asigna el mismo presupuesto… 😉
Y para que a esta navidad no le falte lo canadiense, estamos esperando la oportunidad de hacer nuestro snowman con la primera nevada que nos traiga “packing snow”, que es la nieve que se compacta y con la que se pueden construir cosas. Hace unos días encontré un kit muy gracioso que trae todo para “vestir” al muñeco de nieve ($11 en Loblaws).
Por supuesto, no pueden faltar las celebraciones de los días 24 y 31, rodeados del ambiente festivo venezolano en casa y del clima canadiense afuera. Un poco más acompañados de la familia que se nos unió este año y de las bonitas amistades que hemos construido durante este tiempo. Seguramente también se nos unirán vía Skype nuestros seres queridos en Venezuela, para desearnos virtualmente una «Feliz Navidad y un venturoso Año Nuevo» cargado de emotividad y sentimientos.
Árbol de Navidad o Pesebre? Los dos.
Santa o el Niño Jesús? Los dos.
Ya este es el segundo año que nos toca festejar la navidad en nuestro nuevo país, abrazando al mismo tiempo la cultura canadiense y la venezolana. Es la mejor excusa para que disfrutemos por partida doble del mes más bonito del año y sus Felices Fiestas.